Mientras el presidente Evo
luchaba como un león en la fría ciudad de Copenhague (Dinamarca), aquí
sufríamos en silencio los efectos del calentamiento global que padece el país
desde hace muchos años, lo que causó la baja de personajes muy conocidos como
Goni Sánchez de Lozada, Carlos Mesa, el ‘Mallku’ Felipe Quispe, Román Loayza,
Santos Ramírez, Leopoldo Fernández y otros.
No cabe duda de que los países
atrasados y pobres como Bolivia, Cuba, Sudán y algunos más fuimos los más
perjudicados por el cambio climático, pues los pobladores de Sudán la pasan
sudando casi tanto como los bolivianos.
Estas ideas originales me las
sugirió mi tía Encarna, que vino desde Cochabamba para dialogar conmigo acerca
del calentamiento global de los bolivianos.
“Estoy más caliente que una chola
multada”, me dijo mi virtuosa pariente al llegar a casa, despojándose de su
abrigo y su vestido, quedándose en enaguas y pidiéndome un abanico para agitarlo
sobre su envejecido cuerpecito. Le pregunté si todo era culpa del calentamiento
global y me dijo: “Están persiguiendo por aire, mar y tierra a Manfred Reyes
Villa y no pararán hasta meterlo en la cárcel y quitarle su casa y todo lo que
tiene”. Quise explicarle que la política en Bolivia fue siempre así, pero mi
pariente, gritando, me dijo: “¡Es el calentamiento global registrado en
Cochabamba!”.
Sudorosa, me pidió que cerrara
mis ojos por unos instantes, pero en un descuido pude ver que mi pobre tía se
echaba unos hielos en su ‘pechonalidad’, para darme luego mayores informaciones
acerca del tema.
Me contó al detalle la ocupación
de tierras pertenecientes a la familia Marinkovic, procedimiento que continuará
con otras propiedades de la misma familia. Según mi tía, el calentamiento
global se agudizará en Santa Cruz, pues los ojos oficialistas no sólo buscan a
Marinkovic, sino también a otras autoridades y hombres importantes del oriente.
Mi tía Encarna me dijo: “No tienen toda la culpa los perseguidores y yo creo
que el culpable de todo lo que pasa actualmente y pasará en tiempos venideros
es el calentamiento global, que se apoderó de muchos bolivianos”.
Como mi tía se encontraba tan
‘caliente’, empezó a hacer un estriptis, mientras yo le imploraba que detuviera
su acción, pues siempre la consideré pudorosa, pero ella no me hizo caso.
Tarareando la música de un ‘fox trot’ lento comenzó a despojarse de sus
sostenes poniendo al descubierto sus flácidos ‘ñuñus’, luego se quitó una de
sus enaguas y después la otra, que había sido de lana. Pensé que allí se
detendría pero continuó hasta el final.
Cuando abrí mis ojos y contemplé
su triste aunque calurosa estampa, ella comenzó a despojarse de sus dientes y
muelas postizos y los arrojó al aire acompasadamente. Mi pobre tía, víctima
inocente del calentamiento global que se registra en el país
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