domingo, 8 de marzo de 2015

PERDIENDO EL CONTROL: CAP 99



PAULA

El sábado dormí bastante bien. En realidad, me desperté a las seis, mi alarma interna estaba acostumbrada, pero me quedé en la cama hasta las siete. Mantuve los ojos cerrados. Pensé en Pedro intencionalmente, esperando dormirme de nuevo y soñar con él; no tuve esa suerte. Me levanté y me dirigí al gimnasio. Me había acostumbrado a ejercitarme durante la semana, y a pesar de que no se requería que lo hiciéramos los fines de semana, yo quería hacerlo.

Se había convertido en un ritual fantasear con Pedro mientras me ejercitaba. Tal vez era por eso que lo disfrutaba tanto. Cuando me estiraba, pretendía que me estaba mirando desde atrás, esperando a que le pidiera que se me uniera. Cuando corría en la cinta, pretendía que estaba frente a mí, e intentaba alcanzarlo, lo que siempre hacía en la última milla. Me guardaba mi parte favorita para el final. Mientras hacía entrenamiento de pesas, fantaseaba con hacerle el amor, o follar con él, dependiendo de mi estado de ánimo y lo que estaba escuchando en mi iPod. Había pensado en las cosas que hicimos, o cosas que quería hacer con él, o hacerle. Era una gran manera de hacer el ejercitamiento interesante.

Me dirigí a la ducha, donde cumplí mi fantasía con Pedro. Bueno, con el cabezal de la ducha, en realidad, pero estaba excitada y desesperada por liberarme. Él era una parte de mi día, todos los días, y no sé qué habría hecho si no tuviera eso.

El desayuno fue a las nueve y treinta. Estaba hambrienta y me comí todo mi omelette y toda mi fruta. Luego fui a mi segunda parte favorita del día, meditación. Parte de mi ritual de relajación también incluía a Pedro. Se había vuelto parte de mi terapia y ni si quiera lo sabía.

A las diez y cuarenta estaba de vuelta en mi habitación, lista para una siesta. Estaban realizando sesiones de orientación familiar, pero no tenía familia aquí, así que era tiempo libre para mí. Íbamos a ir luego a la playa en una salida grupal. Estaba emocionada por eso. Me puse mis auriculares y arranqué la lista de reproducción que Pedro había hecho para mí. Tan pronto como la canción empezó, estaba de vuelta en la mesa de su oficina.

Poison – Every Rose Has Its Thorn ―Me senté en las escaleras traseras, después de haberte dejado en mi mesa, y escuché esto. Siempre ha sido una de mis canciones favoritas, pero en ese momento se sintió como si la estuviera escuchando por primera vez. Me tomó todo lo que tenía no volver corriendo hacia ti. Sabía que tenías cosas que necesitabas resolver contigo misma antes de dejarme entrar. Tuve que dejarte ir y esperar que volvieras a mí. Todos tenemos espinas, Paula, no quieres que yo vea las tuyas, pero no lo entiendes… cuando te veo, todo lo que veo es la rosa.

Lágrimas corrieron por mis mejillas. Él era el hombre más dulce que conocía. Empecé la canción de nuevo, desde el comienzo, y cerré mis ojos. Mi corazón golpeteaba mientras subía el volumen. Podía sentirlo en mi pecho y mi respiración se aceleró al tiempo que dejaba que mis pensamientos se volvieran salvajes junto a Pedro. Podía sentir sus labios en mi pecho. Eran suaves y húmedos mientras plantaba besos todo el camino hacía mi línea de pelo. Me estremecí cuando su respiración golpeó mi oído. Cuando la canción llegó al clímax, tenía la piel de gallina y mis pezones se habían endurecido. Tragué saliva y abrí los ojos lentamente mientras las últimas notas pasaban por mis oídos.

¡Sabía que debía traer mi vibrador! Consideré tomar otra ducha, pero eso no era exactamente de lo que tenía ansia. Necesitaba a Pedro. Necesitaba sentirlo aliviándome y llenándome. Estaba segura de que podía llegar al orgasmo en tiempo récord, probablemente dos o tres empujes y ahí estaría. Estaba sexualmente frustrada, necesitaba librarme. Pedro me había convertido en una ninfómana, simplemente lo sabía. Tomé papel y pluma. Decidí que me sentiría mejor si le escribía.

Querido Pedro,

Te echo de menos terriblemente. La lista de reproducción que hiciste para mí me recuerda todas las veces que te tuve justo donde te necesitaba…

Salté de la cama. ¿A quién engaño? Sólo hay una manera de detener esto. Me encerré en mi pequeño baño y me quité mis shorts y las bragas. Cerré mis ojos y Pedro estaba ahí en un instante. Tenía sus manos sobre mí y estaba lista para él. Masajeó mi clítoris y pasó un dedo por mi humedad. Podía ver su hermoso rostro, sus ojos estaban llenos de deseo hacia mí. Me susurró que me viniera, y lo hice. Aaahh, alivio.

Me sentía mucho mejor. Me lavé las manos y me vestí. Nunca me había masturbado sintiéndome tan nerviosa. Pedro tenía ese efecto en mí. Nunca supe lo alucinante que el sexo podía ser antes de Pedro. Me pregunté si era tan bueno para él como lo era para mí. Él tenía mucha más experiencia que yo, con tantas parejas. ¿Era yo buena en la cama? La idea me hizo entrar en pánico por un segundo. Quería complacerlo sexualmente. No, quería hacerlo perder la cabeza. Quería que tuviera un orgasmo tan intenso que casi lo hiciera desmayarse, como me había hecho a mí. Quería investigar un poco. Iba a ser una maldita experta cuando dejara este lugar, literalmente. Reí con emoción.

Después del almuerzo fuimos a la playa. Estaba atemorizada. Me quedé parada en la arena y observé el olaje. Ni siquiera había bajado mis cosas, sólo me congelé en mi posición y me mantuve ahí, hipnotizada. Nunca había nadado en el océano. Cerré los ojos y respiré hondo.

―¡Vamos, Paula! ―Brynn estaba corriendo hacia el agua.

Tiré mis cosas junto a las de ellas, me quité los pantalones cortos y la camiseta, y corrí detrás de ella. El agua estaba caliente y fría al mismo tiempo. Se sintió puro y fresco. Brynn y yo éramos como niñas mientras nos salpicábamos y jugábamos mientras los otros nos miraban desde la playa, riéndose de nosotras. Les hice señas para que se nos unieran, pero ellos sólo respondieron y se quedaron en sus mantas.

―¿Por qué no entran? ―le pregunté a Brynn.

―Bueno, algunos le tienen miedo al agua, algunos no quieren mojar su cabello, algunos no quieren ser vistos en sus trajes de baño. Tienen problemas ―me sonrió, sabiendo que todas tenemos nuestros problemas, pero los nuestros no incluían quedarnos por fuera del agua.

Vi un juego de vóleibol cerca de nuestro lugar. Me encantaba jugar vóleibol y me pregunté si podría entrar al juego. Quizá nunca volvería a tener la oportunidad de jugar en una verdadera playa de nuevo. Brynn notó mi interés.

―¿Quieres jugar? ―preguntó.

―¡Sí! ¿Y tú?

Ella sonrió y corrimos hasta nuestro sitio y nos secamos con nuestras toallas. Caminamos y nos sentamos en la arena, observando. Había cuatro chicos en cada lado, ninguna chica. Estaban teniendo una explosión y decidimos que era mejor mantenernos como espectadoras. Terminaron su juego e intercambiaban lugares cuando uno de ellos nos llamó.

―¿Quieren jugar?

―No querríamos arruinar esta fiesta de testosterona ―me reí.

―No seas tonta. Además, un poco de estrógeno siempre hace que una fiesta mejore ―dijo, y todos nos hicieron señas para que entráramos.

Corrimos. Me uní al lado del chico que nos lanzó el piropo.

―Soy Paula ―dije mientras llegaba justo al centro―. Soy muy competitiva y digo muchas palabrotas en los deportes. Sólo es una advertencia.

Todos me dieron los cinco y se presentaron. Comenzamos el juego y puedo decir que estaban siendo cuidadosos alrededor de Brynn y de mí.

―Hey, tiempo fuera, chicos ―dije―. Brynn y yo vinimos a jugar. No somos porristas, y no nos preocupamos por sudar o rompernos una uña.

―Bueno, está bien ―dijo uno de ellos, y luego fue como en Donkey Kong. Brynn y yo jugamos duramente y jugamos bien. Fue una explosión. Mi pecho sólo se salió de mi bikini una vez, lo que pensé que era bastante bueno, dado que no era uno de los que elegirías para realizar estas actividades. El otro equipo perdió el balón y me culparon, pero les dije que todo se vale en el amor y la guerra. Mi equipo quiso que les mostrara algo cuando revertimos su punto de juego, pero no lo hice, por supuesto. Después del segundo juego, nos tomamos un descanso. Nos ofrecieron una cerveza, pero eso estaba totalmente fuera de los límites para nosotras, así que preferimos botellas de agua.

La mayoría de nosotros fuimos a nadar y hubo un alboroto en el agua. ¡Yo que pensé que era competitiva! Esos chicos nos retaron a Brynn y a mí a pararnos en sus hombros para ver quién nos lanzaba más lejos hacia el océano. Estábamos divirtiéndonos tanto, no notamos a las chicas empacando nuestras cosas. Teníamos que irnos.

Brynn y yo estábamos tan exhaustas en la cena esa noche que apenas podíamos comer. Las otras chicas dijeron que disfrutaron mucho mirándonos. No podía esperar a volver, e hice que un par de chicas prometieran que entrarían al agua con nosotras.

Empecé a leer un poco esa noche, pero mis ojos no se mantenían abiertos el tiempo suficiente para leer una oración entera de una sola vez, así de que dejé de luchar y apagué la luz. 



Con respecto a la encuestas:

-de por siempre subiría, la historia de julia y collin, y un especial corto de una navidad contado por paula y pedro..
-la otra historia seria en "tu simple perfección" la de los personajes de gaston y harlow, la hermana de nan q vendrian a hacer pyp en la nueva... 

voten!!! 

@may1919

4 comentarios:

  1. Si me preguntas a mi yo quiero todo!!! Jaja pero si no queda otra q elegir prefiero la opción 2 . espero q en esta nove pp y pau se reencuentren pronto.. mimiroxb

    ResponderEliminar
  2. Buenísimos los 2 caps. Qué bueno que Sean le contó todo eso a Pedro.

    ResponderEliminar
  3. Muy buenos capítulos! Al final Sean es mucho más bueno de lo que pensaba! Menos mal que Pedro lo llamó!

    ResponderEliminar